domingo, 14 de mayo de 2017

El compostaje doméstico


En cualquier hogar, diariamente, se generan una gran cantidad de residuos. Envases, cartón y vidrio son materiales para los cuales existen contenedores de recogida selectiva en la mayoría de municipios españoles, por lo cual, podemos separarlos en casa y reciclarlos.
Sin embargo, para la materia orgánica, que ocupa el 40% de nuestra basura doméstica, no existen contenedores específicos (salvo en algunas ciudades), sino que se deposita en el contenedor de “Resto” donde va todo aquello que no se recoge de forma selectiva.
Las personas que disponen en casa de un huerto o jardín (ya sea en un pequeño terreno o en un patio o terraza), generan además de los restos de cocina, restos de las plantas y cultivos, produciendo una gran cantidad de residuos orgánicos.
Estos restos pueden ser aprovechados realizando un compostaje doméstico, haciendo, de esta forma, más ecológicos y sostenibles sus hogares, aprovechando mejor la materia y la energía, y además obteniendo un abono de gran calidad para el jardín o el huerto.

¿En qué consiste el compostaje?

El compostaje consiste en una transformación de la materia orgánica en un abono natural al que llamamos compost. Esto se produce por un proceso de biooxidación acelerada de la materia orgánica, por la acción de microorganismos (bacterias y hongos) en condiciones aerobias y produciéndose una elevación de la temperatura.

¿Cómo compostar?

Tradicionalmente, el compost se ha elaborado en “el montón” donde se depositaban los restos del campo. Actualmente existen compostadores domésticos que nos van a ayudar a controlar mejor el proceso, haciéndolo a la vez más estético, que un simple montón.


Qué es el compostaje

Si buscamos la palabra compostaje en un diccionario agronómico, lo definiría como: ”un sistema de tratamiento-estabilización de los restos orgánicos, basado en una actividad microbiológica compleja, llevada a cabo en condiciones controladas (aeróbicas y termófilas) mediantes las que se obtiene un producto utilizable como abono, enmienda o sustrato”.

El proceso de compostaje…

El proceso de compostaje consiste en la descomposición de materia orgánica (restos orgánicos). Podemos compostar restos orgánicos de comida, residuos de jardín (hojas, ramas, césped…), pelos, comida estropeada, etc.
Esta descomposición se produce a través de microorganismos aerobios y termófilos (necesitan oxigeno y viven a altas temperaturas), por lo que cuando empecemos a compostar, airearemos el compost y lo colocaremos al sol. Además, hay que tener en cuenta que debe mantenerse húmedo.
Compost Heap - Inside

Compost

El compost lo produciremos en compostadoras o en un montón en el jardín. Las compostadoras son unos recipientes o depósitos donde introduciremos todos los restos orgánicos (a ser posible en capas húmedas y más secas) donde al cabo de unos meses obtendremos compost para ser aprovechado en nuestro jardín. Hay compostadoras de diferentes materiales (plástico, madera…) y formas. También sería bueno hacernos con un aireador o con herramientas para mover el compost además de tijeras de podar para cortar ramas y de una pala y carretilla para extraer el compost.
Consiste en que todos los restos vegetales sean atacados por hongos y bacterias descomponedores, fermenten y se conviertan en un material que mejorará las propiedades de la tierra de cultivo.
Notaremos que está listo para ser usado porque tendrá un color muy oscuro y no estará caliente (pues ya no habrá actividad microbiana).

sábado, 13 de mayo de 2017

Guía sobre Compostaje

El compostaje vendría a ser, simplificando mucho el término, algo así como el reciclaje de la naturaleza. Es el proceso por el cual los residuos orgánicos son descompuestos y, posteriormente, transformados, primero en sustancias orgánicas (húmicas), en lo que conocemos coloquialmente como humus, y luego en sustancias minerales (sales inorgánicas esenciales), que son las sustancias que los vegetales son capaces de asimilar y utilizar para su nutrición y ciclos vitales.
Esto es lo que sucede en los ecosistemas naturales, creándose un ciclo cerrado y autosuficiente que se autoregula, no necesitando las plantas del ecosistema más aportes que los que el propio ecosistema produce naturalmente.
Más concretamente, el compostaje que vamos a tratar consiste en la descomposición aerobia, es decir, con presencia de oxígeno, por parte de microorganismos y/o organismos invertebrados, de manera controlada por nosotros, en un proceso más rápido y más masivo que el que tiene lugar en la naturaleza. (Ver artículo "Qué es el compostaje")
Esto queda claro, pero...¿y cómo puedo yo compostar, por ejemplo, en mi casa? Hoy en día esto no es un problema, pues existe en el mercado una amplísima gama de compostadores domésticos en los que podemos depositar todo resto orgánico que generemos a lo largo del día, y que nos van a ser de gran ayuda para mantener el control del proceso de compostaje.
A la hora de llevar a cabo el proceso, podemos hacerlo fundamentalmente de dos maneras:
  • Compostaje tradicional: Podemos llevarlo a cabo cuando el espacio, o más bien, la falta del mismo no sea un problema, y deberemos tener en cuanta diversos factores, como son: la elección de una ubicación cálida para el compostador (para el correcto desarrollo de los microorganismos aeróbios), y la adición alterna de materiales secos (restos de podas, paja...), más ricos en carbono y con una acción principalmente estructurante, con materiales frescos, más ricos en nitrógeno. (Ver artículo "El compostaje doméstico").
  • Vermicompostaje: Es una buena alternativa para los casos en los que no tenemos suficiente espacio para realizar el compostaje tradicional, o para cuando nuestra generación de residuos es reducida. En esta variante de compostaje será conveniente la utilización de vermicompostadores, que disponen de varias bandejas que se apilan unas encima de otras, permitiendo el paso de las lombrices desde las bandejas inferiores a las superiores a través de unos agujeros, digiriendo éstas sucesivamente los residuos orgánicos desde los pisos inferiores a los superiores. Así, en estos contenedores especiales, acabaremos teniendo un material de excepcionales características para nuestro huerto, procedente de la digestión y excreción de los materiales que habremos depositado por parte de las lombrices. (Ver artículo "El vermicompostaje doméstico").
Ambos casos tienen en común las variaciones de la temperatura fruto de la actividad de los invertebrados y microorganismos trabajando. En una primera fase, la temperatura aumentará hasta los 50 ºC aproximadamente, para posteriormente caer unos 20 ºC por la disminución de la actividad descomponedora. Es en esta útima fase en la que preferentemente trabajarán las lombrices.
Además, es conveniente la utilización de aireadores. Después de todo, el factor principal que permite el proceso del compostaje es el aire (ya hemos dicho que se trata de una descomposición aerobia).
A continuación enumeramos una lista de algunos materiales potencialmente compostables:
  • Restos de fruta y verdura: moderando la adición de cítricos.
  • Hierba fresca: de forma moderada (desprenden mucha humedad).
  • Restos de poda: siendo más adecuados sus aportes cuando los trituramos para añadirlo al compostador.
  • Tapones de corcho: troceados en 3 o 4 trozos.
  • Hojas secas.
  • Café.
  • Bolsitas de infusiones.
  • Cáscaras de huevo: machacadas.
  • Huesos.
Resulta asimismo importante destacar aquellos materiales que no debemos añadir a nuestros recipientes de compostaje, pues algunos de ellos, más allá de no poder ser descompuestos, podrían dañar irreversiblemente nuestro compost, tirando por tierra todo nuestro trabajo. En la siguiente lista puedes encontrar materiales que nunca debes adicionar:
  • Maderas tratadas
  • Vidrio
  • Restos del barrido (barrer en casa).
  • Papel
  • Cartones con impresiones a color
  • Colillas
  • Ropa
*Por supuesto, jamás se deben añadir pilas, papel de aluminio, tetra-briks ni medicamentos.
Esta breve guía debe encaminarte para realizar tu propio compost, pero si deseas profundizar en alguno de los aspectos tratados, a continuación te presentamos una lista de artículos de fondo escritos en nuestra revista que te ayudarán más concienzudamente a guiarte y a resolver cualquier duda que tengas en relación con la fabricación del compost.

Kale: SuperAlimento que gana terreno por sus beneficios para la salud

Es ideal para las dietas hipocalóricas, ya que aporta una escasa cantidad de calorías, y también es muy rico en fibra.
Se dice que los Obama la cultivan en el huerto que mantienen en la Casa Blanca, y que varias celebridades como Anne Hathaway o Gwyneth Paltrow la consumen para mantenerse en forma. Y aunque no es nueva, sí se ha vuelto una verdura muy popular en los últimos años debido a los múltiples beneficios que su consumo tiene para la salud.
Se trata del kale o col rizada, un vegetal de hojas de color verde intenso, que a primera vista parece ser una mezcla entre lechuga, acelga y brócoli. De hecho, pertenece a la familia de éste último, y de la coliflor y coles de Bruselas.
Es originaria de Asia menor y siempre ha sido muy consumida en Europa Central. Pero tras hacerse conocida en Estados Unidos -donde incluso existe el Día Nacional del kale, que se celebra el primer miércoles de octubre-, su fama se ha extendido a todo el mundo.
La razón de esto está en sus amplias propiedades nutricionales, entre las que destacan su alto contenido de hierro (se dice que tiene más que la carne de vacuno), así como también de calcio (135 mg por cada 10 gr, es decir, más que la leche de vaca).
Asimismo, tiene mucha vitamina C (10 veces más que la espinaca) lo que favorece la absorción del hierro, por lo tanto ideal para quienes sufren de anemia-, vitamina A importante para la piel y la salud visual y vitamina K.
El kale también es muy rico en magnesio, cobre, potasio y sodio, los cuales le dan un efecto diurético que ayuda a reducir la hipertensión arterial y por lo tanto, previene de enfermedades cardiovasculares y la retención de líquidos.

Mucha fibra y escasas calorías
Tal como otras verduras de hojas verdes, el kale -al que algunos le otorgan propiedades superpoderosas- contiene mucho ácido fólico, el cual es muy importante durante el embarazo, y ácidos grasos omega 3, aunque en menor cantidad que el pescado.
Lo que sí tiene en gran cantidad es fibra. Ésta es de buena calidad, por lo que favorece el tránsito intestinal, ayudando a evitar el estreñimiento, mejora los niveles en azúcar en sangre y crea sensación de saciedad.
Como si todo esto fuera poco, el kale también es bajísimo en calorías: una taza contiene entre 33 y 39, además de prácticamente nada de grasa y colesterol.
Lo que puede jugar en contra para su consumo es que tiene un sabor un poco fuerte y un tanto amargo. Sin embargo, puede suavizarse con un toque de aceite de oliva.
El kale es muy versátil y puede prepararse de varias maneras, aunque la más popular son los jugos de esta verdura mezclada con otros vegetales y frutas. Asimismo, puede comerse crudo en ensaladas -aunque en este caso se recomienda quitar el tallo, porque es muy fibroso- o cocido en un breve hervor para evitar que pierda sus nutrientes.
La recomendación general es consumir una taza y media de kale, dos veces a la semana. Puedes comprarlo en tiendas orgánicas, algunos supermercados, o también puedes adquirir sus semillas y cultivarlo en tu casa.

El compostaje doméstico

  En cualquier hogar, diariamente, se generan una gran cantidad de residuos. Envases, cartón y vidrio son materiales para los cuales e...