
Se dice que los Obama la
cultivan en el huerto que mantienen en la Casa Blanca, y que varias
celebridades como Anne Hathaway o Gwyneth Paltrow la consumen para
mantenerse en forma. Y aunque no es nueva, sí se ha vuelto una verdura
muy popular en los últimos años debido a los múltiples beneficios que su
consumo tiene para la salud.
Se trata del kale o col rizada, un
vegetal de hojas de color verde intenso, que a primera vista parece ser
una mezcla entre lechuga, acelga y brócoli. De hecho, pertenece a la
familia de éste último, y de la coliflor y coles de Bruselas.
Es originaria de Asia menor y siempre
ha sido muy consumida en Europa Central. Pero tras hacerse conocida en
Estados Unidos -donde incluso existe el Día Nacional del kale, que se
celebra el primer miércoles de octubre-, su fama se ha extendido a todo
el mundo.
La razón de esto está en sus amplias propiedades nutricionales, entre las que destacan su alto contenido de hierro (se dice que tiene más que la carne de vacuno), así como también de calcio (135 mg por cada 10 gr, es decir, más que la leche de vaca).
Asimismo, tiene mucha vitamina C (10 veces más que la espinaca) lo que favorece la absorción del hierro, por lo tanto ideal para quienes sufren de anemia-, vitamina A importante para la piel y la salud visual y vitamina K.
El kale también es muy rico en magnesio, cobre, potasio y sodio,
los cuales le dan un efecto diurético que ayuda a reducir la
hipertensión arterial y por lo tanto, previene de enfermedades
cardiovasculares y la retención de líquidos.
Mucha fibra y escasas calorías
Tal como otras verduras de hojas verdes, el kale -al que algunos le otorgan propiedades superpoderosas- contiene mucho ácido fólico, el cual es muy importante durante el embarazo, y ácidos grasos omega 3, aunque en menor cantidad que el pescado.
Lo que sí tiene en gran cantidad es fibra.
Ésta es de buena calidad, por lo que favorece el tránsito intestinal,
ayudando a evitar el estreñimiento, mejora los niveles en azúcar en
sangre y crea sensación de saciedad.
Como si todo esto fuera poco, el kale también es bajísimo en calorías: una taza contiene entre 33 y 39, además de prácticamente nada de grasa y colesterol.
Lo que puede jugar en contra para su
consumo es que tiene un sabor un poco fuerte y un tanto amargo. Sin
embargo, puede suavizarse con un toque de aceite de oliva.
El kale es muy versátil y puede
prepararse de varias maneras, aunque la más popular son los jugos de
esta verdura mezclada con otros vegetales y frutas. Asimismo, puede
comerse crudo en ensaladas -aunque en este caso se recomienda quitar el
tallo, porque es muy fibroso- o cocido en un breve hervor para evitar
que pierda sus nutrientes.
La recomendación general es consumir una taza y media de kale, dos veces a la semana. Puedes comprarlo en tiendas orgánicas, algunos supermercados, o también puedes adquirir sus semillas y cultivarlo en tu casa.
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