El compostaje vendría a ser, simplificando mucho el término, algo así como 
el reciclaje de la naturaleza. Es el proceso por el cual los residuos orgánicos son 
descompuestos y, posteriormente, 
transformados, primero en sustancias orgánicas (húmicas), en lo que conocemos coloquialmente como 
humus, y luego en sustancias minerales (
sales inorgánicas esenciales), que son las sustancias que los vegetales son capaces de asimilar y utilizar para su nutrición y ciclos vitales.
Esto es lo que 
sucede en los ecosistemas naturales,
 creándose un ciclo cerrado y autosuficiente que se autoregula, no 
necesitando las plantas del ecosistema más aportes que los que el propio
 ecosistema produce naturalmente. 
Más concretamente, el compostaje que vamos a tratar consiste en la 
descomposición aerobia,
 es decir, con presencia de oxígeno, por parte de microorganismos y/o 
organismos invertebrados, de manera controlada por nosotros, en un 
proceso más rápido y más masivo que el que tiene lugar en la naturaleza.
 (Ver artículo "
Qué es el compostaje")
Esto
 queda claro, pero...¿y cómo puedo yo compostar, por ejemplo, en mi 
casa? Hoy en día esto no es un problema, pues existe en el mercado una 
amplísima gama de compostadores domésticos en los que podemos depositar todo resto orgánico que generemos a lo largo del día, y que nos van a ser 
de gran ayuda para mantener el control del proceso de compostaje. 
A la hora de llevar a cabo el proceso, podemos hacerlo fundamentalmente de 
dos maneras:
- Compostaje tradicional:
 Podemos llevarlo a cabo cuando el espacio, o más bien, la falta del 
mismo no sea un problema, y deberemos tener en cuanta diversos factores,
 como son: la elección de una ubicación cálida para el compostador (para
 el correcto desarrollo de los microorganismos aeróbios), y la adición 
alterna de materiales secos (restos de podas, paja...), más ricos en 
carbono y con una acción principalmente estructurante, con materiales 
frescos, más ricos en nitrógeno. (Ver artículo "El compostaje doméstico").
- Vermicompostaje: Es
 una buena alternativa para los casos en los que no tenemos suficiente 
espacio para realizar el compostaje tradicional, o para cuando nuestra 
generación de residuos es reducida. En esta variante de compostaje será 
conveniente la utilización de vermicompostadores,
 que disponen de varias bandejas que se apilan unas encima de otras, 
permitiendo el paso de las lombrices desde las bandejas inferiores a las
 superiores a través de unos agujeros, digiriendo éstas sucesivamente 
los residuos orgánicos desde los pisos inferiores a los superiores. Así,
 en estos contenedores especiales, acabaremos teniendo un material de 
excepcionales características para nuestro huerto, procedente de la 
digestión y excreción de los materiales que habremos depositado por 
parte de las lombrices. (Ver artículo "El vermicompostaje doméstico").
Ambos casos tienen en común las 
variaciones de la temperatura
 fruto de la actividad de los invertebrados y microorganismos 
trabajando. En una primera fase, la temperatura aumentará hasta los 50 
ºC aproximadamente, para posteriormente caer unos 20 ºC por la 
disminución de la actividad descomponedora. Es en esta útima fase en la 
que preferentemente trabajarán las lombrices.
Además, es conveniente la utilización de aireadores.
 Después de todo, el factor principal que permite el proceso del 
compostaje es el aire (ya hemos dicho que se trata de una descomposición
 aerobia).
A continuación enumeramos una lista de algunos 
materiales potencialmente compostables:
- Restos de fruta y verdura: moderando la adición de cítricos.
- Hierba fresca: de forma moderada (desprenden mucha humedad).
- Restos de poda: siendo más adecuados sus aportes cuando los trituramos para añadirlo al compostador.
- Tapones de corcho: troceados en 3 o 4 trozos.
- Hojas secas.
- Café.
- Bolsitas de infusiones.
- Cáscaras de huevo: machacadas.
- Huesos.
Resulta asimismo importante destacar aquellos 
materiales que no debemos añadir a nuestros recipientes de compostaje,
 pues algunos de ellos, más allá de no poder ser descompuestos, podrían 
dañar irreversiblemente nuestro compost, tirando por tierra todo nuestro
 trabajo. En la siguiente lista puedes encontrar materiales que nunca 
debes adicionar:
- Maderas tratadas
- Vidrio
- Restos del barrido (barrer en casa).
- Papel
- Cartones con impresiones a color
- Colillas
- Ropa
*Por supuesto, jamás se deben añadir pilas, papel de aluminio, tetra-briks ni medicamentos.
Esta
 breve guía debe encaminarte para realizar tu propio compost, pero si 
deseas profundizar en alguno de los aspectos tratados, a continuación te
 presentamos una 
lista de artículos de fondo escritos en nuestra revista
 que te ayudarán más concienzudamente a guiarte y a resolver cualquier 
duda que tengas en relación con la fabricación del compost.